
¡El papel es renovable, reciclable, reutilizable y biodegradable!
El papel se cultiva: para hacer papel se utiliza madera de especies como el eucalipto, el abedul, el pino y el abeto que son cultivados en plantaciones forestales específicas para la producción de fibra de celulosa.
El papel se recicla: el reciclaje de papel supone reducir las emisiones contaminantes que producen los vertederos y un ahorro en volumen de los mismos equivalente a 50 grandes estadios de fútbol.
Para frenar el cambio climático: las plantaciones de especies para fabricar fibra de papel son grandes sumideros de CO2 y ayudan a frenar el cambio climático.
Huella negativa de carbono: la bolsa de papel en todos y cada uno de los procesos de su ciclo de vida tiene una huella de carbono negativa y es más ecológica.
Fortalece la imagen de una marca: ofrecer bolsas de papel transmite un mensaje de aprecio por el medio ambiente y de mejora de la calidad de vida de los consumidores.
Versatilidad, máxima personalización y funcionalidad: hay una bolsa de papel para cada tipo de marca, los múltiples formatos permiten adaptarse a cada una y está comprobada su resistencia y utilidad.
Ahorro de costos: la fabricación de bolsas de papel es una industria innovadora que ha protagonizado una verdadera conciencia medioambiental.